Resulta tan tierno este león que acude a la biblioteca y disfruta compartiendo con los niños un espacio dedicado a los libros. Y también muy tierno es el personaje de una bibliotecaria aturdida por la inesperada presencia del extraño lector, del que no dice nada el reglamento. Al final, el nuevo socio acaba encontrando su lugar, porque, tras esta imposible situación, este cuento nos recuerda lo que ya sabemos: que la biblioteca es un lugar abierto en el que cualquiera puede encontrar su espacio. Y si no lo crees, compruébalo mirando estas deliciosas ilustraciones.